¿Estás fallando con regularidad la “prueba del olor”, en la
que a escondidas soplas entre tus manos para revisar tienes mal aliento?
(Pista: si puedes olerlo, entonces tu aliento es totalmente
desagradable, ya que la mayoría de personas no suelen percibirlo por sí mismas,
según dicen los odontólogos).
En caso de que el olor de tu boca califique como apestoso,
debes saber que tú y el resto de personas que te rodean son víctimas de la
halitosis, un aliento tan repulsivo que solo podría atraer a los buitres y las
moscas.
Pero, tranquilo, no eres el único: hasta 80 millones de personas sufren de mal aliento
crónico, según la Academia de Odontología General.
Además del impacto obvio en tu popularidad, la halitosis
también puede ser un signo de enfermedades y ciertas condiciones de salud,
algunas de las cuales son graves.
Entonces, mientras corres a conseguir una menta, podría ser
útil saber las 10 razones principales por las que tu boca huele tan mal y qué
hacer para remediarlo.
1. Te estás cepillando mal los dientes
Sí, la mala higiene bucal es una de las principales causas
del mal aliento. Cuando la comida queda atrapada entre los dientes y debajo de
las encías, las bacterias se dedican a descomponerla, lo que genera gases
putrefactos que huelen como huevos podridos o incluso algo peor (sí, como
popó).
Según los dentistas, una manera de saber si tienes mal
aliento es usar hilo dental y después olerlo. Si percibes una sensación fétida,
entonces sabrás definitivamente que tu soplo es tóxico.
La buena noticia es que puedes corregir fácilmente este tipo de
halitosis al lavarte los dientes con pasta dental que tenga fluoruro dos veces
al día y usar hilo dental con regularidad. Mientras te estés cepillando, no
olvides pasar por tu lengua y mejillas: los estudios demuestran que cepillarlos puede reducir
la carga de bacterias.
2. Comiste o bebiste algo oloroso
Café. Ajo. Pescado. Huevos. Cebolla. Comida picante. Los alimentos
que ingerimos pueden causar fácilmente el mal aliento.
Muchos de los alimentos que contribuyen a una boca apestosa
lo hacen por la liberación de sulfuros. El azufre, como sabes, huele a huevos
podridos.
Una menta o un chicle podrían enmascarar la halitosis, pero
ten cuidado: los olores de algo de que comiste pueden permanecer hasta que los
alimentos son digeridos por tu sistema, incluso si te cepillaste después.
Entonces, intenta contraatacar con otros alimentos como limón, perejil,
manzanas o zanahorias que estimulan la producción de saliva, componente del que
depende tu boca para eliminar las impurezas. ¡Tomar agua también ayuda!
Mientras que el café, por el contrario, ralentiza la producción de saliva.
3. Comes muchos dulces
Antes de comerte ese próximo dulce, pastel o galleta presta
atención. Es posible que llegues a escuchar el coro de felicidad de las
bacterias que viven en tu boca. Para ellas, el azúcar es un súper alimento y sí
que se dan un festín descomponiéndolo mientras te dejan un mal aliento de
recuerdo.
Los odontólogos explican que los dulces adherentes como las
gomitas y los caramelos son los peores. Entonces, si debes comer algo dulce, te
sugieren chocolate puro. Tiene menos azúcar que muchos otros dulces y se
disuelve más rápidamente en la boca.
4. Estás haciendo una dieta baja en carbohidratos
Comer mucha proteína y pocos carbohidratos lleva a que el
cuerpo entre en estado de cetosis, es decir, cuando tu sistema comienza a quemar
las células de grasa para obtener energía.
Este proceso crea desechos llamados cetonas. Y tener
demasiadas no es algo bueno: tu metabolismo no tiene más remedio que
convertirte en una apestosa casa andante, que excreta cetonas a través de la
orina y el aliento. Es un olor de rancio, que muchos comparan con la fruta
podrida.
La recomendación es tratar de beber agua extra para eliminar
las cetonas de tu cuerpo. Si usa mentas para el aliento, caramelos o chicles,
asegúrate de que no contengan azúcar.
Durante la noche, la
producción de saliva disminuye. Esa es la razón por lo que muchas personas
se despiertan con un sabor (y un olor) desagradable en la boca, incluso después
de cepillarte y usar hilo dental juiciosamente.
Ahora, respirar por la boca o roncar, también la apnea del
sueño, seca aún más la boca, lo que hace que tu aliento resulte más infame.
Llamada xerostomía, tener la boca seca no solo es desagradable sino también
potencialmente dañino. Puedes desarrollar dolor de garganta, ronquera,
dificultad para hablar y tragar, problemas para usar dentaduras postizas e
incluso un cambio en tu sentido del gusto.
La solución: al fondo de tu problema de respirar por la boca
y resuélvelo con mucha agua y siguiendo una buena rutina de higiene dental
tanto por la mañana como por la noche.
Por supuesto, los dentistas también sugieren chequeos
regulares. No sientas timidez ni vergüenza. Si le cuentas a tu dentista sobre
este problema, él o ella puede ayudarte a identificar la causa.
6. Las medicinas que tomas tienen parte de la culpa
Cientos de medicamentos de uso común pueden resecar tu boca,
contribuyendo a un aliento repugnante. Algunos de los que más generan esta
situación son las medicinas para tratar la ansiedad, la depresión, la
hipertensión y el dolor y la tensión muscular.
Entonces, consulta la lista de efectos secundarios de tus
medicamentos para comprobar si provocan resequedad en la boca, y después habla
con tu médico sobre la posibilidad de cambiar a otra medicina que no disminuya
la saliva.
7. Sufres de congestión nasal o alergias
¿Tienes infecciones crónicas de sinusitis? ¿Enfermedades
respiratorias? A medida que tu nariz se congestiona, es más probable que
respires por la boca, resecando los tejidos y reduciendo el flujo de saliva.
Además, si sufres tiene alergias, la lucha para detener el
goteo constante de tus mocos con un antihistamínico también puede provocarte
mal aliento. Muchos de los medicamentos recetados y de venta libre para
combatir los resfriados, la gripa y las alergias secan más que solo la nariz.
Además, todo ese goteo nasal puede causar un mal olor al
quedar atrapado en la parte posterior de la lengua, que es increíblemente
difícil de alcanzar con un cepillo de dientes. Los odontólogos recomiendan raspar la parte posterior
de la lengua con una herramienta especialmente diseñada y usar un enjuague
bucal que contenga dióxido de cloro.
8. Fumas o masticas tabaco (u otras cosas)
Si eres es fumador, probablemente no tienes ni idea cómo el
olor a tabaco se adhiere a tu ropa y pertenencias… y especialmente a tu
aliento. Ingerir el humo caliente disminuye tus sentidos, y por lo tanto tu
capacidad de oler y saborear.
Obviamente, el aire caliente también resecará la boca. La
pérdida de saliva, combinada con el olor a tabaco, crea el infame “aliento de
fumador”. De la misma manera, fumar o ingerir marihuana afecta tu boca al
reducir la saliva.
¿Masticas tabaco? Es obvio que tus dientes se mancharán, tus
encías sufrirán y tu aliento apestará.
¿La solución? Ya sabes.
9. Consumes alcohol
Sí, todavía estamos hablando de cosas que resecan la boca.
Eso, amigos amantes del vino, cerveza, cocteles, incluye el alcohol. Por no
mencionar que el vino contiene azúcar, como muchos de los mezcladores que
vienen en los cocteles. ¿Si oyes los gritos de alegría de las bacterias en tu
boca?
Contraataca con caramelos o chicles sin azúcar, ya que ambos
estimulan la producción de saliva. No te olvides de beber agua (también es
bueno para prevenir las resacas), cepillarte y usar hilo dental lo antes
posible.
Pero aquí hay una ironía: muchos enjuagues bucales contienen
alcohol. Así que si la halitosis no te deja en paz, habla con tu dentista sobre
el uso de un enjuague bucal terapéutico diseñado para reducir la placa.
10. Tienes una condición médica que quizás no conoces
¿Sufres acidez estomacal, reflujo ácido o gastroesofágico?
Vomitar un poco de comida o ácido en la boca puede crear mal aliento. No taches
eso como simplemente grosero; el reflujo gastroesofágico no tratado puede
convertirse fácilmente en una enfermedad grave, incluso en cáncer.
El mal aliento también puede ser un signo temprano de una
enfermedad subyacente que tal vez no tiene síntomas externos.
Uno de los signos de la cetoacidosis diabética, una afección
potencialmente mortal que afecta principalmente a las personas con diabetes
tipo 1, es el aliento con olor a fruta. Ocurre porque las personas con poca o
ninguna insulina no pueden procesar los ácidos cetónicos, lo que les permite
acumular niveles tóxicos en la sangre.
El aliento de olor dulce en una persona con diabetes tipo 1
debe llevar una acción médica inmediata. En casos inusuales, las personas con
diabetes tipo 2 también pueden desarrollar la enfermedad.
Quienes padecen insuficiencia renal crónica grave pueden
tener un aliento parecido al amoníaco, que según la
Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, también se puede
describir como “similar a la orina o al pescado”.
Un signo de enfermedad hepática es el hedor hepático, un
olor fuerte, dulce y mohoso en el aliento. Se produce porque un hígado enfermo
no puede procesar completamente el limoneno, un químico que se encuentra en las
cáscaras de los cítricos y en algunas plantas. Los científicos están tratando
de desarrollar una prueba de aliento basada en el olor que pueda alertar
a los médicos sobre la cirrosis hepática en etapa temprana para poder tratarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario