Si esta práctica se hace de forma intensiva, puede causar infecciones intestinales o problemas bucales
Morderse
las uñas es
uno de los hábitos más extendidos entre la población,
especialmente en los niños. La onicofagia, su nombre científico,
suele aparecer
en la infancia y
perpetuarse durante toda la vida si no se trata como es debido
Los
motivos que llevan a una persona a realizar esta práctica son muy
diversos, aunque en la mayoría de los casos está relacionada con el
estrés. Y es que se trata de un trastorno emocional y conductual que
en ocasiones puede llevar a aquel que lo sufre a necesitar ayuda
profesional.
Aunque
el mayor estigma más visible de la onicofagia sea
estético, este problema puede ser perjudicial para la salud general,
y no solo para la de las manos. Porque además de las infecciones en
los dedos, morderse
las uñas tiene
otros peligros no tan conocidos.
Puede provocar daños en los dientes
Está demostrado que la onicofagia no sólo afecta a las uñas. Este hábito tan perjudicial puede llegar a erosionar el esmalte de los dientes incisivos e incluso interferir en la oclusión dental, es decir, la forma en la que los dientes superiores e inferiores se unen al cerrar la boca.
Además,
la Academia
General de Odontología (AGD) concluyó
en un estudio que las personas que se muerden las uñas tienen mucho
más riesgo de desarrollar bruxismo. Un hábito inconsciente que
puede desencadenar en la pérdida de dientes, retraimiento de las
encías o dolores de cabeza y faciales.
Altera la mandíbula
Un estudio realizado en la India y publicado en el Journal Of Clinical And Diagnostic Research (2015) establece una relación entre morderse las uñas y las alteraciones en la articulación temporomandibular (ATM). Los problemas en esta articulación pueden provocar dolor en la cara y el cuello, limitación de los movimientos de la mandíbula o ruidos articulares.
Problemas
en las encías
Pero este hábito no sólo afecta las piezas dentales. Al morder las uñas pequeños trozos de las mismas se pueden clavar en las encías o quedarse entre los dientes. Esto, sumado a las bacterias que pasan de los dedos a la boca, puede dan lugar a la inflamación de las encías (gingivitis), como ya confirmó una investigación de la Universidad Case de la Reserva Occidental (2000). En los casos más graves, si esa inflamación no es tratada se corre el riesgo de sufrir una periodontitis (dientes flojos, mal aliento?).
Verrugas
causadas por el virus del papiloma
Las
verrugas periungueales, aquellas que aparecen alrededor y debajo de
las uñas, están causadas por el virus
del papiloma humano y
son muy comunes en las personas que se muerden las uñas. Y son estos
hábitos onicofágicos los mismos que facilitan que esas verrugas se
propaguen más fácilmente a la boca.
Infecciones
intestinales
La
onicofagia propicia la aparición de parásitos
intestinales. Este
trastorno afecta especialmente a los niños, aunque eso ni significa
que los adultos se libren. Las sustancias tóxicas y los gérmenes
que se acumulan en las uñas a lo largo del día pasan al sistema
digestivo a través de la boca y encuentra ahí un ambiente apropiado
para crecer.
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