lunes, 19 de junio de 2023

DTP/ 445 Pérdida auditiva en Odontólogos

Este artículo técnico, con el que inauguramos esta nueva sección en GacetaAUDIO, reproduce una tesis sobre la pérdida auditiva en odontólogos, realizada por Carlos Gejo Limia (Audiored/Optired-Valdemoro) para culminar su licenciatura en la Escola Superior de Tecnologia da Saúde de Coimbra (ESTeSC), de Portugal. La tesis la dirigió la Profesora Carla Matos Silva y ha contado con la colaboración técnica y equipamiento de Otometrics. El objetivo principal de este estudio fue comprobar si la exposición al ruido en el desempeño de las actividades odontológicas supone una amenaza para la audición de los odontólogos. PALABRAS CLAVE: Ruido, PAIR, odontólogo, turbina, pérdida auditiva, pérdida auditiva laboral, odontología. INTRODUCCIÓN La pérdida auditiva inducida por ruido (PAIR), en el entorno laboral, puede ser el causante del deterioro de la audición, primordialmente por factores intrínsecos a él, como son la intensidad, frecuencia y tiempo de exposición; esta problemática está ampliamente respaldada por una gran variedad de investigaciones y artículos científicos desarrollados en los diferentes sectores del mundo laboral. Y es que el ruido es el agente nocivo más comúnmente encontrado en el ambiente laboral. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 15% de los trabajadores de los países industrializados o en vías de desarrollo están expuestos a intensidades perjudiciales para la salud (Dias & Cordeiro, 2008; OSHA, 2013). Cuando se habla de ruido respecto a la afectación hay que establecer la diferencia entre “nocividad” y “molestia”. La molestia es una medida demasiado compleja de medir, pero sí se establece una limitación a la nocividad por exposición al ruido. La OMS establece como valor inferior a la exposición de una intensidad de 85 dB (A) en un máximo de 8h de exposición, estableciendo la proporción por cada incremento en 5 dB (A), que supone una disminución a la mitad del tiempo (Johnson, 2001). Prasher afirmó que la exposición excesiva a una intensidad de ruido determinada produce lesiones a nivel del Órgano de Corti, ya sean por daños mecánicos o a través de sobrecarga metabólica por la sobre-estimulación o combinación de ambas (Prasher, 1998). La pérdida auditiva inducida por ruido en el trabajo (PAIRt) produce alteración de los umbrales liminares auditivos del tipo neurosensorial, con afectación de las frecuencias más características de 3 KHz a 6KHz, y posteriormente con la afectación de frecuencias más bajas y más altas (Katz, 2002). Además, pueden darse unos efectos psíquicos secundarios por la exposición al ruido que pueden dar lugar a alteraciones orgánicas, emocionales y sociales (Suter, 2001). Así, en el sector odontológico, el ambiente laboral de un consultorio dental va a estar gobernado por un gran número de herramientas eléctricas que emiten ruidos de alta intensidad, que pueden variar de unos 31,5 dB a 87,1 dB (Berro, 2004). Todo esto comienza con el uso de la electricidad, a principio de siglo, y es en la primera década de 1950 cuando aparecen las primeras turbinas impulsadas por agua o aire, que resultan ser objetos determinantes en origen del ruido (Cristi, 2011). El funcionamiento de la turbina de alta velocidad, hasta velocidades de 450.000 rpm, produce un ruido característico en forma de silbido, sonido de alta frecuencia (Vega del Barrio, 2010; Quezada, 2014). En una encuesta realizada sobre un grupo de profesionales del sector dental, la turbina fue señalada como el instrumento odontológico más molesto con un porcentaje superior al 98% entre los encuestados (Gonçalves, 2009). Estudios anteriores a los últimos 20 años han señalado a la turbina como la responsable del deterioro leve de la audición, a consecuencia de su uso frecuente en los gabinetes dentales. Estudios que así lo reflejan son el de Tayler (1965), el de Skurr (1970) y el de Weatherton (1972). Por el contrario, existe una controversia al respecto puesto que en los últimos 20 años el sector mecánico-eléctrico de las turbinas y otras herramientas en odontología, como consecuencia de la mejora de los diseños y su eficacia, ha establecido que los niveles de emisión sonoros están por debajo de 80 dB (A) en un periodo de 8 h/día, que sería el límite máximo, según establece la OMS, para evitar que se produzca un daño auditivo (Keenan, 1999; Ragazzi, 2004; Brusis, 2008; Choosong, 2011). MATERIALES Y MÉTODOS Este estudio es de tipo observacional, descriptivo y correlacional; y fue realizado del 15 de julio al 30 de agosto del 2016 en las instalaciones de Otometrics en Madrid. En cuanto al corte del estudio es transversal. Los datos fueron tomados de 19 profesionales de la salud dental, de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 23 y 37 años. Y con una experiencia en el sector de entre 5 y 19 años. Como criterios de exclusión se utilizaron antecedentes auditivos personales o familiares que presentaran las siguientes condiciones: timpanometría diferente a tipo A, experiencia laboral por encima de los 20 años, profesionales por encima de los 55 años de edad y/o patología ORL pre-existente (otoesclerosis). Para el análisis de datos se establecieron tres grupos tomando como base los años de experiencia profesional (incluyendo los dos años de preclínico). En el primer grupo (G5) se agruparon los profesionales en salud dental con experiencia de entre 5 y 9 años; el segundo grupo (G10) se formó por los que se situaban entre 10 y 14 años de trabajo; y por último el tercer grupo (G15) con aquellos que tenían entre 15 y 19 años de experiencia. La recogida de datos para esta investigación comenzó con la realización de una anamnesis muy detallada. Se prosiguió con distintas pruebas audiométricas, que comenzaron con una timpanometría, utilizando OTOFLEX 100, donde los registros distintos a una Curva tipo A se utilizaron como factor de exclusión. Posteriormente, se realizó una audiometría tonal simple y de altas frecuencias, utilizando como transductor aéreo el HDA 300 (Sennheiser), en un rango frecuencial de 500 Hz, 1 KHz, 2 KHz, 3 KHz, 4 KHz, 6 KHz, 8 KHz, 10 KHz, 12,5 KHz, 14 KHz con el audiómetro ASTERA II, registrando su umbral liminar con un estímulo Pure Tone en minuciosos pasos de 2 en 2 dB. Y, por último, se efectuaron las otoemisiones de productos de distorsión en el rango frecuencial de 2 a 10 KHz, utilizando el equipo CAPELLA 2. Todos los registros fueron realizados bajo el software OTOsuite. RESULTADOS De entre los odontólogos participantes en este estudio sólo el grupo G15 manifestó tener problemas auditivos (60% del total de los individuos) y/o acúfenos (20% del total de los individuos); mientras que el grupo G10 junto con el grupo G15 de nuevo mostraron como síntoma extra-auditivo la irritabilidad por ruido en un 14% y 60 % respectivamente. En cuanto a la información de los problemas asociados por la exposición al ruido, sólo un 29% del grupo G5 y un 20% del G15 fueron informados en algún momento de su formación. También destacar que ninguno de los individuos del estudio hizo uso nunca en su vida de un protector auditivo.Todos estos datos fueron tomados en la exploración previa a las pruebas auditivas. Los resultados de los umbrales liminares de la ATS basándose en las medias de cada grupo del oído derecho se mantuvieron dentro de los parámetros de normalidad (-10 a 20 dB HL), aunque descriptivamente se pudo observar un aumento de dB HL en el grupo G15, para las frecuencias de entre 3 KHz a 4 KHz, comparado con los otros dos grupos. Respecto al oído izquierdo, las medias resultantes de los análisis descriptivos estadísticos se encontraron dentro de los parámetros normales (-10 a 20 dB HL); y sólo en el caso del grupo G15 se sobrepasaron dichos rangos a los 4000 Hz, con una media de 21.20 dB HL. En resumen, se observó descriptivamente un aumento en los liminares auditivos que es evidente sólo en el grupo de más experiencia G15 (Gráfica 1 y Gráfica 2). Fuente y artículo con sus gráficos: GACETA AUDIO https://www.revistagacetaudio.es/el-experto/perdida-auditiva-en-odontologos/

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