¿A dónde va a parar la pasta de dientes cuando los niños aprenden
a cepillarse?
Es difícil saberlo, pero cualquiera que haya presenciado la poca destreza que
demuestran intuye que acaba en su estómago. De ver cómo lidian con este
producto químico a pensar que algo tóxico les ocurrirá si les dejamos a su aire
solo hay un paso. Y sí, lo cierto es que la ingesta excesiva de fluoruros
acarrea un problema que se conoce como fluororis, y que se desarrolla durante
el periodo de desarrollo dental -desde el nacimiento hasta los 6 o los 8 años-.
Cuando es leve, aparecen pequeñas manchas blancas en el esmalte, mientras que
los dientes de los individuos con fluorosis dental aguda están manchados con
motas o están agujereados. Pero también es cierto que el riesgo es mínimo y que
rebajar la cantidad de flúor que contienen las pastas de dientes infantiles no
es la mejor opción. Es más, algunas de las que se comercializan actualmente
tienen tan
poco flúor que no sirven para prevenir la aparición de caries.
La controversia en relación con el flúor y la población
infantil no es nueva. Desde los años sesenta, con el movimiento
"antifluoracionista" que floreció primero en Estados Unidos y luego
en Europa, la polémica se ha centrado en la administración del flúor por vía
sistémica, en la que los fluoruros se ingieren y se transportan por el torrente
sanguíneo. El foco se ha puesto especialmente en el agua de consumo, y el reparo a los compuestos que contienen
este elemento "ha girado en torno a varios tipos de argumentos como la
libertad individual, y motivos ecológicos y sanitarios de todo tipo. Pero, de
los miles de estudios realizados, ninguno ha sido capaz hasta ahora de
encontrar ninguna asociación entre el flúor en el agua de
bebida y patologías o alteraciones", salvo la posible aparición de manchas
en la dentadura si no se controla adecuadamente el nivel de flúor, señala el
presidente del Consejo General de Dentistas, Óscar Castro.
Como la mayor frecuencia de aporte de fluoruros es
a través del cepillado, la pasta de dientes infantil no se ha librado de la
polémica, y la tendencia a reducir su cantidad se ha impuesto. "Pero hoy
sabemos que, por la experiencia y la evidencia
científica, el postulado de reducir la cantidad concentración de flúor en
los dentífricos infantiles es erróneo", aclara Castro. Y subraya: "Concentraciones
inferiores a mil partes por millón (ppm) no sirven para prevenir la caries. En
la actualidad se recomienda que toda pasta dentífrica, destinada a niños o
adultos, contenga entre 1.100 y 1.200 ppm de flúor". Lo relevante a la
hora de cuidar de la salud de los niños no es cuánto flúor contenga sino
la cantidad de
pasta que le ponemos en el cepillo.
Nuevas evidencias científicas sin actualización en la
industria
Según publicaba la revista del Ilustre Consejo General de Colegios de
Odontólogos y Estomatólogos de España en 2014, en España, el 28% de los
cuidadores de escolares de 3 años y el 38,5% de los de 4 años ponen
pasta dental en toda la longitud de su cepillo, una opción a todas luces
incorrecta.
"Para los niños de entre 0 y 3 años se aconseja
utilizar una gasa, un dedal de silicona o un cepillo dental de lactantes con
pasta dental de 1.000 ppm de ion flúor, en cantidad equivalente a un grano de
arroz o una pequeña mancha. A partir de los 3 años, la cantidad de pasta dental
con 1.000 ppm de ion flúor debe equivaler a un guisante o a la anchura del
cabezal del cepillo dental, con una concentración determinada por el riesgo
de caries del
niño y recomendada por el odontopediatra; a partir de los 6 años, la cantidad
de pasta dental con 1.450 ppm debe ser equivalente a un guisante a la anchura
del cabezal del cepillo dental, y la concentración de ion flúor puede
incrementarse hasta 5.000 ppm según el riesgo y la prescribe el
odontopediatra", dice la presidenta de la Sociedad Española de
Odontopediatría, Mónica Miegimolle. El organismo que preside apoya la
recomendación internacional de establecer un mínimo de dos cepillados diarios con
una pasta dental fluorada, que puede acompañarse de un enjuague posterior,
también fluorado.
Un importante obstáculo para que estos consejos puedan
llevarse a cabo es que mientras las recomendaciones para los contenidos de
flúor en los dentífricos han sido actualizadas en
los últimos años, parte de la industria no ha seguido el paso. Por eso es
frecuente encontrar pastas infantiles etiquetadas para determinadas edades cuyo
contenido en flúor no se corresponde con el que debería tener, y
padres que se quejan de ello. Son críticas como la de #unamadreeneldentista,
quien alertaba en Instagram sobre la ineficacia contra las caries del
bajo contenido de flúor de unas pastas de marca blanca. "Ninguna sería
válida para los niños, y no por la cantidad de flúor, más bien por su escasez.
Ninguna llega a 1.000 partes por millón -la unidad de concentración que termina
el nivel de tolerancia- que se recomienda de 0 a 2 años. Además, el etiquetado
de 'edad recomendada' también falla: mayores de 2 años con 400 ppm, mayores de
6 años con 900 ppm". La Unión Europea fija un límite máximo de 1.500 ppm.
¿Qué saben de pastas infantiles en la farmacia?
Hay quien dice que el cuidado dental de los niños
tiene más obstáculos. Además de la ineficacia del bajo
contenido en fluoruros, en las redes sociales también se critican supuestas
reticencias que los consumidores encuentran en las farmacias cuando piden
pastas con más flúor para niños. Sandra Pérez, del Colegio Oficial de
Farmacéuticos de Cádiz, explica que en la oficina de farmacia se disponen de
diversos tipos de pastas y con diversas concentraciones de flúor en ppm en
función de las recomendaciones internacionales, y recalca que "la
generalización de que no se dispensan pastas con concentración suficiente de
flúor es falsa". Tomás Muret, vocal nacional de Dermofarmacia del
Consejo General de Farmacéuticos, añade que los farmacéuticos se rigen por la
evidencia científica y las recomendaciones de las instituciones de referencia.
"De ahí la importancia del consejo farmacéutico para dispensar el producto
más adecuado a cada persona según sus necesidades", sostiene.
En todo caso, frente al temor de algunos padres, la
Organización Mundial de la Salud y la Academia Europea de Odontología
Pediátrica aseguran que la administración de flúor por vía tópica en forma de
pasta o en colutorio no comporta ningún riesgo para la salud de
la población infantil y previene la aparición de caries. "El paso del
flúor al torrente sanguíneo es mínimo, su acción es tópica al unirse a la
hidroxiapatita del diente, reforzando las capas más externas del diente y
reduciendo la vulnerabilidad frente a los agentes agresores que producen caries
dental. Que se convierta en un tema controvertido parece más un
tema de desconocimiento o bulo que de un peligro real", señala la vocal de
Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cádiz.
Fuente: El País
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