Las alertas en el cuidado dental siguen de
boca en boca en España, con la continua aparición de denuncias contra
productos y tratamientos odontológicos que se venden en Internet o en
grandes cadenas a precios bajos, y que pueden resultar en un peligro
para el consumidor.
La última de la lista ha sido una denuncia por un pulidor
dental cuya velocidad
puede llegar a quemar los dientes.
¿Qué ha pasado?
Cada vez más se ofrecen en internet y grandes superficies
tratamientos y aparatos dentales a bajo coste. A mediados de
mayo pasado el Consejo General de Dentistas advirtió de que, a su juicio,
Amazon y Ali Express habían incurrido en una ilegalidad al vender
ortodoncias y tratamientos dentalesvía online. También
señaló que en plataformas e incluso en parafarmacias se vendían productos
como férulas o tratamientos de blanqueamiento dental sin
control médico.
Facua, por su parte, se ha hecho eco de una queja del Colegio
de Odontólogos de Madrid sobre un set de pulido dental vendido en Lidl
con un número de revoluciones tan elevado (10.000 por minuto) que podía llegar
a quemar los dientes. En la publicidad se asegura que ayuda a reducir el sarro
y las manchas en los dientes y "elimina fácilmente la placa dental".
De acuerdo con la web de Lidl, el set
cuesta 9,99 euros.
¿Cuáles son los productos estrella?
Los tratamientos más adquiridos por los consumidores a
través de estas plataformas web sin garantías son los productos
blanqueadores, en concreto aquellos que emplean carbón activo,
según relata a 20minutos el presidente del Colegio de
Odontólogos de Madrid, Antonio Montero. Se trata de un polvo negro
abrasivo usado para cepillarse los dientes del que se piensa
erróneamente que blanquea la dentatura, una creencia que carece de toda
base científica.
"En teoría, blanquea los dientes, pero es
irreal, lo que hace es lijarlos. Al principio, les quita las manchas, pero
después se va comiendo el esmalte, los va desgastando",
incide.
Las férulas de descarga son otros de los
utensilios más demandados. En el caso de las compradas por Internet, es
el propio paciente quien la crea en su casa sin el imprescindible
diagnóstico ni la planificación de un facultativo, con todos los problemas y
alteraciones que esto puede conllevar.
También los pulidores con copas de goma abrasivas,
como el comercializado por Lidl, son productos estrella en este mercado.
Asimismo, es posible adquirir en Internet tratamientos de ortodoncia para
la recolocación de las piezas dentales sin la intervención de un profesional,
con el consiguiente riesgo para la salud, señala a 20minutos el
presidente del Consejo General de Dentistas, Óscar Castro.
¿Cuáles son los peligros?
Aunque en apariencia inocentes y de fácil uso, todos
estos tratamientos pueden llegar a causar daños serios con altos costes
económicos.
Desde el Consejo General de Dentistas recuerdan que todos
los productos deben ser indicados por un odontólogo de forma
personalizada, y que también ese profesional debe controlar su uso.
Algunos de los problemas que pueden aparecer son sensibilidad
dental, inflamación de encías, trastornos en la mandíbula, desplazamiento
de dientes e incluso pérdida de piezas en los casos más
graves..
En el caso del pulidor de Lidl, el colegio madrileño apunta
que su uso puede llegar a causar pulpitis: el calor que genera
el aparato puede trasmitirse al nervio del diente, lo que puede acabar en
una endodoncia en una pieza que, de otro modo, estaría sana.
Cuando se trata de blanqueadores, el mayor
problema es la pérdida del esmalte, que debe ser subsanada con
tratamientos odontológicos, como la colocación de carillas de porcelana,
siempre menos deseables que el propio diente.
Las férulas pueden provocar daños e
inflamación en las encías, trastornos en la articulación e incluso, si está mal
ajustada, el desplazamiento de piezas dentales o su pérdida,
dos consecuencias estas últimas que también pueden provocar las ortodoncias
adquiridas por Internet.
¿Por qué los consumidores recurren a este tipo de
tratamientos?
El bajo precio de estos productos ha sido
el factor crucial que ha propiciado su difusión y el incremento de la demanda
por parte de la ciudadanía. Se trata de tratamientos muy baratos, aunque con
nulas garantías, que muchas veces se imponen a los realizados en clínicas
odontológicas, de una calidad muy superior pero más caros.
Las organizaciones de dentistas destacan que esa pretensión
de ahorrar de los consumidores puede tener graves
consecuencias para su salud y su bolsillo, ya que en ocasiones estos
tratamientos redundan en problemas bucodentales que necesitan
de una inversión mucho mayor para ser solucionados que la intervención inicial.
"La gente prueba estos tratamientos porque piensa que
pierde poco dinero. La cuestión es que, cuando se produce un problema, tienes
que ir a un profesional y pagar para solucionar el daño que te
has causado y la anomalía que previa", detalla Castro.
¿A qué se debe el aumento en la demanda de estos
productos?
En los últimos años se ha producido un aumento en el
consumo de este tipo de tratamientos, que obedece en gran medida
al acceso a Internet y la posibilidad de recibir el
producto en el propio domicilio sin necesidad de desplazarse, en una
corriente que antepone la comodidad a la salud.
Asimismo, el culto al cuerpo y el afán
por la estética han influido sobremanera en el interés de los
ciudadanos por estos productos y los han empujado a decantarse por ellos en
detrimento de la seguridad y el bienestar.
¿Cómo detectar si un producto es perjudicial?
A la hora de adquirir un tratamiento de manera segura y con
la certeza de que no es nocivo para la salud es imprescindible comprobar que
cuenta con el sello de la Comunidad Europea, algo que la mayoría de
estos productos de venta online ni siquiera presentan, según recalca el
presidente del Colegio de Odontólogos de Madrid.
"Con este sello, podemos estar seguros de que al menos
ha habido un organismo europeo que ha avalado ese producto, aunque a lo mejor
sea un cosmético y no un medicamente. Así, tal vez no sea beneficioso para la
salud, pero podemos estar seguros de que no es perjudicial",
ahonda.
¿Qué dice la ley?
El Consejo esgrime que la venta de este tipo de productos
debe seguir las normas establecidas por la ley
de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios, que
entre otras cosas regula la actividad de laboratorios, distribuidores y
servicios de farmacia, todos ellos obligados a "suministrar o a dispensar
los medicamentos y productos sanitarios que se les soliciten
en las condiciones legal y reglamentariamente establecidas".
Y es que ya en su artículo 3.5 la ley especifica que está
prohibida la venta "por correspondencia y por procedimientos
telemáticos, de medicamentos y productos sanitarios sujetos a prescripción",
lo que se considera una falta grave.
También es considerada una falta grave "comercializar
y/o poner en servicio productos que comprometan la salud o la seguridad
de los pacientes, usuarios o, en su caso, de terceros", según
prevé el artículo 112 c.3. La faltas graves pueden acarrear una multa
de entre 30.000 y 90.000 euros aproximadamente.
Sin embargo, desde el Colegio de Odontólogos de Madrid
denuncian que existe un vacío en la legislacióncon respecto a Internet y
es muy difícil controlar lo que allí se vende, una posición que comparte el
Consejo.
¿Qué hacer para luchar contra este fenómeno?
La concienciación de la población se
postula como uno de los factores fundamentales para terminar con el consumo de
este tipo de productos perjudiciales para la salud.
"Estamos intentando mentalizar a la ciudadanía,
haciendo campañas explicando la necesidad de ir al dentista, tener la boca sana
y, sobre todo, no caer en estos tratamientos trampa", explica Montero.
El endurecimiento de las sanciones, con multas
ejemplarizantes, y la estricta aplicación de la legislación se
plantean como otro de los pilares de la estrategia para acabar con la
proliferación de esta clase de tratamientos, de acuerdo con el presidente del
Consejo General de Dentistas.
Fuente: 20minutos