Los problemas en el sueño son considerados una epidemia
global que amenaza la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población
mundial. Entre los ronquidos y las apneas severas se debaten distintos
tratamientos en los estudios científicos sobre medicina del sueño. Cuáles son
los más eficaces y por qué el odontólogo especializado en problemas
respiratorios ya no es un "convidado de piedra"
¿Quién pudiera decir que el ronquido es un sonido
placentero? Y menos aún que es una "música para los oídos" entre dos
que comparten la misma cama. Para la medicina del sueño el ronquido
es un primer escalón entre los trastornos respiratorios del dormir; y
detrás -y con complicaciones médicas más severas – viene el Síndrome de
Apnea Obstructiva del Sueño o (SAOS) entre otros. En todos los casos el
diagnóstico temprano y preciso es fundamental para encarar un tratamiento
adecuado.
Dentro del paquete que integra lo que se denomina la
"higiene del sueño", la presencia de ronquidos y apneas
representan un factor que incide directa y negativamente sobre la calidad de
vida y supervivencia de las personas.
Se estima que 7 de cada 10 hombres y 5 de cada 10 mujeres
roncan. La investigación científica que impulsa la medicina del sueño
y la cronobiología indican que el roncar podría asociarse al riesgo de padecer
hipertensión arterial. Y en algunas personas, puede ser la manifestación de un
cuadro mucho más serio como las Apneas Obstructivas del Sueño.
El SAOS está caracterizado por la presencia de ronquido
intenso asociado a una respiración irregular y a la aparición de pausas en la
respiración durante el sueño. Estas pausas son detectadas por la persona que
comparte la habitación, pero en ocasiones le genera al paciente despertares
bruscos por ahogos que ceden rápidamente.
Con investigación científica respaldatoria, frente
al ronquido y a la apnea del sueño, el odontólogo con experiencia en el manejo
de problemas respiratorios del sueño ya no es un convidado de piedra para
tratar con un criterio multidisciplinar este trastorno. Todo lo contrario, se
trata de un eslabón fundamental junto a los médicos clínicos y especializados.
Los problemas en el sueño son considerados una
epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida a más del 45% de la
población mundial.
Lo que resulta es que los ronquidos y las apneas tienen una
importancia sanitaria enorme: un 45% de los adultos ronca de forma ocasional y
un 25% lo hace de forma habitual. La prevalencia del SAOS oscila entre el
4-6% de los varones y el 2-4 % de las mujeres entre la población general adulta
de mediana edad, cifra que aumenta notoriamente con la edad.
El SAOS -Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño- provoca
entre muchas consecuencias, somnolencia diurna y es uno de los cuadros clínicos
que mayor interés tiene en la actualidad dentro de las patologías crónicas.
Se ha demostrado que el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado pueden disminuir las consecuencias neurológicas y tener un efecto favorable en la salud cardiovascular de las personas afectadas.
Se ha demostrado que el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado pueden disminuir las consecuencias neurológicas y tener un efecto favorable en la salud cardiovascular de las personas afectadas.
Rol del odontólogo
¿Qué participación entonces le cabe al odontólogo con
experiencia en el manejo de problemas respiratorios del sueño en esta tarea que
involucra el trabajo multidisciplinar de otros profesionales?
Consultada por Infobae la odontóloga
Florencia Poletti (MN19946) especialista en medicina dental del sueño y docente
del master de medicina dental del sueño Alfonso X El Sabio, en Madrid, España,
explicó "en cada pausa respiratoria deja de entrar aire a los pulmones,
baja el oxígeno en sangre y en forma refleja, se incrementa la frecuencia
cardíaca y la presión arterial. Si este fenómeno se sostiene en el tiempo, todo
el organismo padece la falta intermitente de oxígeno y el aparato circulatorio
sufre una sobrecarga en su trabajo producto de la taquicardia e hipertensión
arterial. A su vez, las apneas causan despertares muy breves que resultan
indetectables para el paciente, pero que alteran y fragmentan el sueño e
impiden que el cerebro descanse apropiadamente".
Agregó Poletti: "El rol del odontólogo con
experiencia en el manejo de problemas respiratorios del sueño es un
agente inicial de sospecha del problema o un derivador para su adecuado
diagnóstico. Luego en su rol de ortodoncista diseñará el dispositivo oral a
medida del paciente; que hasta hoy son alternativas de tratamiento eficaz y
accesible para pacientes con ronquidos y apneas del sueño".
El impacto de ronquidos y el SAOS en la vida cotidiana es
bien elocuente, provocan somnolencia diurna, cansancio crónico y sensación
de sueño no reparador. Cefalea matutina, irritabilidad, apatía,
depresión, dificultad de concentración, pérdida de memoria, disminución de
la libido, cambios de caracter e impotencia, entre otros.
Las noches tampoco son apacibles y transcurren entre
ronquidos, apneas, episodios asficticios, sudoración nocturna, movimientos
anormales, despertares frecuentes, nicturia (adultos), pesadillas, sueño
agitado e insomnio.
En el caso de los adultos, la reducción de horas de sueño y
los específicos trastornos del sueño pueden producir somnolencia diurna e
incrementar el riesgo de sufrir accidentes de tránsito, laborales y domésticos
como también, efectos en la salud cardiovascular, hipertensión, diabetes y
depresión.
Fuente: infobae
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