martes, 15 de marzo de 2022
DTP/338 Continuando con la Inteligencia Emocional en Odontología
Continuando con la Inteligencia Emocional en Odontología encontramos algunos
artículos en red, que a continuación publicamos para información de nuestros
lectores. Con sus respectivos Link de fuente para dar la mejor información al
que la desee.
Inteligencia emocional en la consulta dental
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer los sentimientos propios
y los de los demás, para así manejar bien las emociones y tener relaciones más
productivas con quienes nos rodean. Según Goleman es la inteligencia emocional,
y no la inteligencia entendida de forma tradicional, la que aporta mayores
posibilidades de éxito en la vida. El doctor Francisco Enrile de Roja, destacado
representante de la Sociedad Española de Periodoncia y Máster Universitario en
Periodoncia de la Universidad de Oviedo, destaca algunos aspectos clave de la
inteligencia emocional que pueden y deben aplicarse en la gestión de la clínica
dental. En general, en la mayoría de los casos, un enemigo a combatir es el
hábito, es decir, comportamientos habituales, pensamientos habituales,
costumbres que han arraigado en nosotros a lo largo del tiempo y que nos impiden
conseguir lo que queremos. Como apunta el Dr. Enrile, que es miembro del Comité
Editorial de SEPA Magazine y del Comité Científico de Periodoncia Clínica, “en
el periodo que vivimos el reenfoque, a veces continuo, es una obligatoriedad.
Sin lugar a dudas, hoy hay que trabajar mucho más la dirección que imprimimos a
los cambios. Hay que, de verdad y sin contemplaciones, efectuar nuestro mejor
trabajo para lograr nuestra mejor versión”. Traslación a la clínica dental Y es
en esa misión en la que puede resultar especialmente útil las enseñanzas que se
derivan de la denominada inteligencia emocional que, en el caso de la práctica
odontológica, se pueden plasmar en dos tipos de modelos. El modelo sistémico o
relacional tiene en cuenta que sobre la persona inciden múltiples variables
(relaciones familiares, laborales, amistades…), así como el contexto cultural en
el que se mueve. Es decir, recomienda Francisco Enrile, “que aunque nuestro
contacto con el paciente se produce en la consulta, debemos mirar más lejos y
tener en cuenta las influencias entre él y su entorno y viceversa; hay
circunstancias que facilitan el cambio y otras que lo dificultan”. Por su parte,
el modelo orientado a soluciones se centra en las posibilidades y capacidades de
las personas, y se focaliza en las soluciones en vez de centrarse en los
problemas. Potencia lo positivo y aprende de lo negativo. En este sentido, se
sabe, por ejemplo, que las autoverbalizaciones positivas tienden a crear,
inevitablemente, pensamientos positivos y estas verbalizaciones están muy
relacionadas con las habilidades sociales de los individuos. Estos modelos,
asegura el experto, “sirven tanto para nuestra relación con los pacientes, como
para la resolución de conflictos dentro del personal de la clínica”. Implicación
del equipo dental La inteligencia emocional tiene en cuenta las habilidades que
determinan cómo nos relacionamos con los demás y nos permiten entender cómo se
sienten. Una clínica y el equipo dental es un microcosmos, un espacio reducido,
en el que se interactúa continuamente. Tratamos (escuchamos) a diario personas
con “problemas”. Somos sanitarios, y como tales, la empatía va a ser una
herramienta necesaria. Además, se pregunta el doctor Enrile, “¿cómo vamos a
motivar si no estamos motivados nosotros?”. Hoy sabemos que la confianza en uno
mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones
superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro está tremendamente
influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. “Dentro de
cada uno de nosotros existe la posibilidad de cambiar individualmente, del
“reenfoque” de lo que hacemos y cómo lo hacemos y en la medida que nos
apliquemos a ello, nuestra propia situación va a variar y mucho. Debemos
construir la mejor versión de cada uno”, resalta Francisco Enrile, que subraya
que “uno de nuestros objetivos es conseguir que el paciente se sienta capaz de
hacer (nosotros también)”. ¿Y cuáles son los requisitos para el cambio?
Básicamente, tres: 1.- Querer cambiar; 2.- Saber como cambiar; 3. Confiar en que
uno es capaz de hacerlo. Y es que la inteligencia emocional no es innata, sino
que se puede aprender y esta inteligencia continúa desarrollándose a medida que
avanzamos en la vida y podemos aprender de la propia experiencia. Es posible
cambiar. Herramientas para el cambio Debemos intentar llegar al paciente, y eso
se hace mejor si lo hacemos de persona a persona. Generalmente, como argumenta
el doctor Enrile, “damos información a los pacientes que estos no siguen: saben
que hay que realizar técnicas de higiene oral y, sin embargo, no lo hacen; saben
los alimentos que dañan sus dientes, pero los comen…”. Pero, según matiza este
experto, “cuando los pacientes no cambian su comportamiento nos quejamos de
falta de compromiso/cumplimiento, pero no valoramos si nosotros estamos haciendo
algo mal; de hecho, la relación médico-paciente es crucial en este
incumplimiento”. Desarrollar estrategias en este ámbito es complejo, depende del
tipo de tratamiento, enfermedad, paciente y causas que lo motivan. No existen
métodos superiores a otros, aunque se sabe que es más eficaz combinar aspectos
cognitivos, conductuales y afectivos, así como incluir elementos educativos y
motivacionales, y hacer un enfoque del paciente específico e individualizado.
Como aconseja Francisco Enrile, “lo primero que debemos hacer es dar una
información personalizada. Debemos darle información que sea relevante para él y
que se desprenda de datos objetivos que hemos extraído; y esta información debe
ser entendible para él y debe llegarle (más al corazón que a la cabeza): hay que
apelar a los sentimientos”. Pero, además, hay que conectar la información con
opciones. El paciente debe tener opciones, distintas direcciones que seguir. Y
también hay que conectar esta información con la acción: una vez que decide una
opción, debe ponerla en práctica. En definitiva, “nuestra tarea se basa en
ayudar al paciente a explorar sus necesidades, a elegir por donde quiere empezar
y la mejor forma de hacerlo”. Asegurar el éxito El cumplimiento por parte de los
pacientes de las prescripciones (cumplimiento de las técnicas de higiene, de la
toma de medicaciones, asistencia a las citas programadas,…) es un factor
pronóstico clave en el éxito de los tratamientos. Sin embargo, los programas
educativos mediante la explicación directa y entrega de información escrita,
aunque aumentan los conocimientos sobre estas enfermedades y la conciencia de su
importancia, no suelen traducirse en prácticas duraderas. Nuestros pacientes se
enfrentan a la frustración que supone la reaparición de problemas previamente
tratados o el deterioro del resultado de nuestros tratamientos. “Esta
circunstancia pone de relieve que nuestras actuaciones no deben limitarse al
ámbito clínico. Cada vez más, los enfoques de acercamiento global al paciente
que importan recursos técnicos de otras áreas, como la psicología, comunicación
o marketing, están revelando un gran potencial e impacto”, afirma Francisco
Enrile. Con todo, el experto de SEPA revela que “en España no se están aplicando
regularmente los dictados de la inteligencia emocional en la consulta dental”.
¿El motivo? Ya desde la formación universitaria existe una carencia en este
ámbito, ya que se fundamenta el estudio en el análisis de datos y resultados
clínicos. “Se descuida la formación en Psicología y trato al paciente, por lo
que los dentistas que salen de la Universidad conocen el aspecto técnico, pero
no están preparados para las implicaciones del trato con el paciente”. Esto
también se aprecia en la literatura científica: hay muchos artículos basados en
análisis de datos, pero muy pocos analizan aspectos relacionados con las
emociones del paciente; incluso, podemos ver que muchos investigadores evalúan
el éxito clínico en base a criterios científicos, pero obvian la satisfacción
del cliente”. Sin embargo, como concluye Francisco Enrile, “el grado de
satisfacción del paciente depende, en gran parte, de aplicar estas sencillas
medidas de inteligencia emocional”. Si no tenemos en cuenta o no somos capaces
de entender la forma de responder a un tratamiento de un paciente, esto creará
tensiones; sin duda, el resultado exitoso dependerá en gran medida de la
satisfacción del paciente y no de parámetros que hemos generado los
profesionales”. En general, como recomienda el doctor Enrile, es esencial
entrenar nuestra forma de pensar, para tratar de acumular más pensamientos
positivos que negativos. Este cambio se objetivará en nuestra vida a través de
una mayor consecución de nuestros objetivos, un mejor autoconcepto y un
bienestar psicológico y emocional”. Fuente: PHB
https://www.phb.es/profesional/inteligencia-emocional-en-la-consulta-dental/
¿Realmente existe la inteligencia emocional? Esto dice la ciencia
Hasta hace muy poco tiempo, la inteligencia se medía mediante test concebidos para ello, que trataban de 'medir' la capacidad de razonar con lógica y de procesar información novedosa. Los más famosos y antiguos son el de Stanford-Binet o las escalas de Wechsler, que constan de una serie de pruebas centradas en resolver habilidades aritméticas, memorísticas o lingüísticas. Pero en los últimos años se han alzado un sinfín de voces para señalar que la inteligencia es mucho más precisa y abarca muchos más campos, por lo que medirla solo con pruebas matemáticas o lingüísticas no sería suficiente. Por ejemplo, el psicólogo Robert Sternberg cree que deberíamos movernos hacia un modelo de lo que él considera 'inteligencia exitosa', integrada por el conjunto de habilidades necesarias para alcanzar el éxito en la vida, como pueden ser la creatividad o la inteligencia analítica. La llamada 'inteligencia emocional' se acuñó en realidad hace relativamente poco, a principios de los 90, y se definió como la capacidad de expresar, controlar y percibir emociones ¿Y la inteligencia emocional? Muchas personas también la consideran fundamental a la hora de medir ese rasgo, y es objeto de mucho debate entre científicos y público. Sería la capacidad de regular y percibir las emociones y, aunque la mayoría de la gente estaría de acuerdo con esta definición, también es cierto que parece muy difícil medir objetivamente estas habilidades. La llamada 'inteligencia emocional' se acuñó en realidad hace relativamente poco, a principios de los 90, y se definió como la capacidad de expresar, controlar y percibir emociones. Desde entonces, muchos estudios han investigado e identificado distintos tipos de Inteligencia Emocional, que van desde los conocidos como 'cinco grandes rasgos de personalidad' (extraversión, amabilidad, franqueza, escrupulosidad y neuroticismo) a la capacidad de percibir, comprender y utilizar las emociones para cambiar las cosas. No hay una opinión unánime sobre si la inteligencia emocional debería considerarse una forma de inteligencia o un rasgo de la personalidad. La salud mental, la salud física y la satisfacción vital se han relacionado con tener una alta inteligencia emocional De cualquier forma, es interesante señalar que la alta IE se relaciona de forma directa con el éxito profesional y las relaciones positivas. Según explica en 'Science Alert' el profesor Brian Partido, de la Universidad Estatal de Ohio: "La salud mental, la salud física y la satisfacción vital se han relacionado con tener una alta inteligencia emocional. Más recientemente también se ha descubierto en una investigación con estudiantes de odontología que la inteligencia emocional podía predecir su rendimiento académico y clínico". Incluso, algunos estudios aseguran que hay una clara evidencia de que la inteligencia emocional y la depresión están estrechamente relacionadas en la población adulta (en el sentido de que, cuanto mayor es el nivel de IE parece que son menores los niveles de depresión, según la Northcentral University). Pero, claro, el principal problema es cómo se mide la inteligencia emocional. Por ahora, se hace mediante las llamadas 'pruebas de autoinforme' (pruebas de personalidad), las cuales presentan algunos desafíos porque es bastante difícil de medir. ¿Cómo saber si tienes inteligencia emocional? Visto lo visto, desde luego es un rasgo emocional deseable, porque puede influir en una vida exitosa, igual que como explica Robert Sternberg son fundamentales en nuestro devenir la sabiduría o la creatividad.
Fuente: el confidencial https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2021-06-18/inteligencia-emocional-si-existe-o-no-razones-motivos_3132280/
La importancia de la atención al paciente y la inteligencia emocional según la American dental association
La biblioteca ADA tiene una extensa colección de literatura dental con aproximadamente 33.000 libros y 17.500 volúmenes de revistas encuadernadas. La ADA ha llevado a cabo varios experimentos y estudios empíricos para probar la importancia de la intervención emocional del dentista con su paciente. El experimento más importante tuvo lugar en la Universidad Case Western Reserve que es una de las universidades americanas más importantes de odontología.Fue fundada en 1892 y hoy cuenta con cinco programas de formación especializada en periodoncia, endodoncia, pediatría, ortodoncia y cirugía oral y maxilofacial. Los investigadores reclutaron cien estudiantes de tercer y cuarto año. Se les pidió a los estudiantes completar un cuestionario de 72 ítems sobre inteligencia emocional. Las competencias de inteligencia emocional se agrupan en cuatro áreas: auto-conciencia, auto – gestión , conciencia social y la gestión de relaciones . También se determinó el rendimiento clínico global de cada alumno promediando las evaluaciones de rendimiento clínico de cada alumno a lo largo de varias calificaciones.
En la determinación del rendimiento clínico global de un alumno, los investigadores no solo se basaron en las calificaciones obtenidas sino que además se basaron en factores tales como el diagnóstico y planificación de tratamiento, la ética de trabajo y la gestión del tiempo, la preparación y la organización, la profesionalidad, la gestión del paciente, el conocimiento, las habilidades técnicas y la capacidad de auto-evaluar el trabajo por sí mismo.
Paralelamente, se llevaron a cabo diferentes pruebas para cuantificar la inteligencia emocional de los candidatos.
Posteriormente se comprobó si existía una correlación entre las puntuaciones en inteligencia emocional y el rendimiento clínico del alumno y pudieron encontrar una clara correlación entre ambas variables, el rendimiento clínico del alumno (Overall clinical performance) e inteligencia emocional en sus cuatro dominios diferentes.
En Enfoque dental, acompañamos a las clínicas dentales en su camino hacia la mejora continua mediante el coaching, formación en marketing/ventas, protocolos de atención al paciente, estrategia de las clínicas dentales exitosas y trabajo en equipo. Además, también nos ocupamos del plan de marketing de las clínicas con las que trabajamos.
En la línea de la relación odontólogo-paciente, se irán publicando post asiduamente. Espero que os puedan ser útiles
No dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Será un placer poder resolver cualquier duda, pregunta, reflexión o aspecto que desees comentar.
Fuente: ADA https://enfoquedental.com/la-importancia-la-atencion-al-paciente-la-inteligencia-emocional-segun-la-american-dental-association/
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